La capilla dedicada a la Madonna delle Grazie es un espacio abovedado con bóveda de crucería al que se accede desde el presbiterio.
El mayor espesor del muro confirmaría su existencia primigenia como núcleo original.
La sala está coronada por una bóveda de cuatro velas con nervaduras de bloques de calcarenita, parcialmente recompuesta tras la intervención de restauración.
Solo quedan algunas huellas de los frescos y de la estructura del altar ubicada en la pared norte, cuyos elementos supervivientes, encontrados durante las primeras exploraciones y excavaciones, se conservan en el Museo de Arte Sacro de Misterbianco.
Entre ellos se encuentra una losa grabada que indica a la Madonna como la protectora del lugar.
Otro acceso, aún bloqueado por la lava y parcialmente oculto por la hornacina del altar de la Madonna delle Grazie, se encuentra en la pared este de la capilla.
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